Muchas gracias, muchas gracias a todos y a todas por esta plaza de la alegría, del amor, del amor por la patria, del amor por el otro, donde no venimos a insultar ni a agraviar, sino a festejar el Día de la Patria.
En este nuevo aniversario de nuestra querida patria, en este 203 aniversario, quiero confesarles a todos ustedes que ni ayer ni hoy ha sido un día fácil para quien les habla.
Junto a mi condición de argentina, como el resto de los 40 millones que recuerdan y festejan a su patria, surgen en mí también otras imágenes, otros recuerdos, porque hace exactamente 10 años, mi compañero de vida y de militancia, el presidente -qué paradoja- menos votado de todos los procesos democráticos y sin proscripciones de elecciones, era el que menos votos había obtenido y, sin embargo, vino a encabezar el proceso de transformación y cambio más importante de las últimas décadas.
Yo la verdad que quiero recordar la historia, quiero recordar estos 203 años de nuestra Revolución de Mayo, pero no hacerlo desde la versión anodina y aséptica que muchas veces nos explicaron.
Yo quiero recordar y veo en todos ustedes, en esas caras jóvenes, las caras de otros jóvenes, de French, de Beruti, de Moreno, de Monteagudo los verdaderos cerebros de esa revolución, French y Beruti que no repartían como nos enseñaron en el Billiken, escarapelas festejando la caída del virrey. Repartían escarapelas que en realidad eran cintas amarillas españolas marcando los que únicamente podían ingresar al Cabildo. Así se hizo la Revolución de Mayo y así se hicieron también los grandes procesos de transformación aquí en Latinoamérica y en el mundo.
Jóvenes con ideales también junto a nuestros hombres de armas, encabezados por Cornelio Saavedra, el Regimiento de Patricios, que eran las épocas fundacionales del país donde pueblo y fuerzas armadas, las ideas junto a los que empuñaban también las armas para defender esa gran patria que nacía, construían la historia.
Luego vinieron siglos de desencuentros, avances y retrocesos y también casi una década que cambió la historia en el siglo XX, y no quiero con esto, por favor, que lo vean como un sesgo partidario, es simplemente una carga histórica innegable, un movimiento político, el peronismo que vino a cambiar definitivamente la historia del país. Un hombre y una mujer que les enseñaron a los argentinos que al lado de cada necesidad había un derecho, que les dieron educación, vivienda, vacaciones, aguinaldos, a partir del año 53 convenios colectivos de trabajo que le dieron al trabajador, que incorporaron al trabajador y a la mujer a la vida política de los argentinos, que también, porque es innegable, afectaron intereses, porque antes de que llegara el peronismo, había explotación en el país; porque antes de que llegara Juan Domingo Perón y Eva Perón, a la gente se le pagaban dos monedas, no había vacaciones, no había aguinaldos, solamente había explotación. Cómo entonces no iban a ser combatidos y denostados.
Creo que es fácil entender también los ataques permanentes que sufrieran primero Néstor como presidente y después esta Presidenta; tal vez después de Perón y de Evita, las dos personas más difamadas, atacadas, ultrajadas y descalificadas de toda nuestra historia.
Pero no me quejo, sabemos que cuando afectamos intereses, sabemos que cuando defendemos a los sectores más vulnerables, sabemos que cuando incorporamos a millones de argentinos al trabajo, cuando creamos la Asignación Universal por Hijo que ya no permite que cualquiera contrate a un hombre o a una mujer por dos pesos, cuando consagramos nuevamente desde hace 10 años las convenciones colectivas de trabajo, en esta "década ganada" -mal que les pese es una década ganada- pero no por un gobierno, ganada por el pueblo. Cada conquista, cada hombre y mujer que pudo jubilarse y que hoy cobra su jubilación que se ajusta dos veces al año, cada pibe que recibe una netbook, no para escuchar cumbias por favor, como alguien decía el otro día, sino para aprender en el proceso de inclusión educativa más importante que se recuerde en toda la historia, con 9 nuevas universidades, con más de 1.400 colegios nuevos, en cada joven que hoy puede estudiar y trabajar, en cada mujer que luego del reconocimiento del trabajo de los empleados y empleadas en servicios domiciliarios, algo que ni siquiera Evita podía lograr también, tienen instrumentos y herramientas para pelear sus derechos en cada región del país. Porque me atrevo a decir también que es una década ganada en federalismo, en donde todas las regiones han sido incorporadas en un plan de obra pública sin precedentes, con infraestructura social y económica. Y también, porque no, en los miles y miles de pequeños y medianos productores, empresarios, comerciantes y también de los grandes que han obtenido en esta década ganancias, rentabilidad y crecimiento a sus empresas, que ha generado también los millones de puestos de trabajo.
Hemos logrado articular esto, y este es el mejor homenaje que podemos hacer a esos hombres y a esas mujeres que liberaron un pueblo hace 203 años, pero que la tarea había quedado inconclusa, porque todavía estamos peleando también ya no por la libertad, sino por la igualdad que es el gran signo de esta década y de las que vendrán.
Quiero también convocar a todos los argentinos a esta gesta, a que esta década ganada, le siga otra década más en que los argentinos sigan ganando también. Porque yo me pregunto, yo no soy eterna, lo he dicho muchas veces, y lo que es más importante, tampoco lo quiero ser. Es necesario empoderar al pueblo, a la sociedad de estas reformas y de estas conquistas para que ya nunca nadie más pueda arrebatárselas, y sé de qué estoy hablando.
Muchas veces leo en letra de molde que hablan del kirchnerismo y del fin del ciclo y yo me pregunto y le pregunto a todos los argentinos: el cambio de un gobierno por otro, ¿es fin de ciclo o en realidad a lo que se están refiriendo es a que cuando yo me vaya se va a acabar todo lo que hemos conquistado en esta década ganada? Me parece que se refieren a eso.
Me parece que cuando hablan de la Asignación Universal por Hijo con desprecio, me parece que cuando hablan en contra del desendeudamiento que comenzamos y que permitió generar un ciclo virtuoso en la economía, donde el Fondo Monetario Internacional no viniera a imponernos condiciones, tal vez se refieran a eso, a que también quieren que vuelva esa etapa.
O tal vez se refieren a que ya no va a haber más todos los años la fijación del salario mínimo vital y móvil, todos los años convenciones colectivas de trabajo donde incorporamos mayor poder adquisitivo porque a lo mejor ellos piensan que los salarios son los que provocan la inflación.
Yo digo que los precios no los ponen los trabajadores ni el gobierno. Yo digo que los precios los fijan los empresarios y los grandes monopolios.
¿A qué se refieren entonces, a qué se refieren?
Ustedes lo saben muy bien y hagamos memoria de estos 200 años; hagamos memoria cómo fueron atacados esos próceres, Moreno, Belgrano, a los que acosaban de ultras y jacobinos. Si Belgrano hubiera respetado las órdenes que emanaban de Buenos Aires, no hubiéramos tenido la Batalla de Salta y Tucumán. Por suerte, Belgrano era un joven desobediente porque era un patriota por sobre todas las cosas.
¿A qué se referían cuando también denostaban el gobierno del brigadier general Juan Manuel de Rosas que pudo resistir los embates del colonialismo francés e inglés? Luego vino lo que vino.
Cada ciclo de gobiernos populares ha tenido ataques feroces porque en realidad, cada una de esas dirigencias no era de ellas el problema, era el obstáculo, eran las herramientas que la historia del pueblo había tomado para transformar un destino de esclavitud, un destino de atraso y, entonces, había que destruir las herramientas.
Yo, nosotros, él, que no está más, no fuimos importantes ni seremos importantes por nosotros mismos. Somos apenas una herramienta de ustedes, del pueblo y me refiero, no solamente a los que están en esta plaza. Es más, me refiero también a aquellos que sin saberlo, muchas veces repiten lo que escuchan o lo que leen. No es la primera vez en la historia.
Hubo distintos instrumentos también para difamar, para distorsionar y sino, no quiero remontarme tal vez a una historia que muchos no recuerden, pero les recuerdo a todos algo que todavía está muy fresco en nuestra memoria: los invito a que cuando lleguen a sus casas, los que tengan una compu, los que puedan acceder a Internet, que son muchos hoy en la República Argentina, más del 50 por ciento de la población puede acceder a Internet, vayan y lean los diarios del año 2001, previos a diciembre, previos al corralito, vayan a ver, vayan a leer si algunos meses antes o apenas el mes anterior o apenas la semana anterior a que se confiscaran los ahorros, fundamentalmente de la clase media argentina, algún diario, alguna radio, algún medio televisivo, algún economista, de esos que hoy preanuncian catástrofes y apocalipsis todos los días, le habían anunciado a los argentinos que le iban a manotear la plata y no se la iban a devolver.
Nadie les avisó nada y no era porque no sabían, sino porque tenían complicidad. Ni qué hablar, ¡por Dios!, del período más trágico de nuestra historia, de ese que se inició el 24 de marzo de 1976. Lean lo que decían y lo que hacían, miren las fotografías, hasta alguien tituló "Tenemos nuevo gobierno". Recorran los documentos y archivos para ver con las cosas que se quedaron durante ese período en el que estas mujeres que están a mis espaldas de pañuelos blancos, todavía siguen buscando a sus hijos y a sus nietos.
Quiero confesarles algo: si bien nuestro Gobierno en materia de derechos humanos, en materia de castigo, castigo con la ley y la Constitución y los jueces de la Constitución, sobre los genocidas todavía y pese a eso, yo como argentina, siento con esas mujeres una inmensa deuda. Los argentinos todos, todavía tenemos una inmensa deuda.
Porque es cierto que están siendo juzgados, porque es cierto que están en prisión, porque es cierto que están purgando penas, porque es cierto que hay procesos judiciales que se abren todos los días, pero todavía no hemos podido encontrar a sus hijos ni a sus nietos y esa es una deuda que todavía no ha sido saldada por el conjunto de la sociedad ni de los gobiernos.
Yo quiero la unidad de todos los argentinos, pero quiero la unidad con memoria, con verdad y con justicia. Porque sin eso, no hay unidad posible y la necesitamos, la necesitamos en este proceso de transformación económica y de inclusión social y también, de grandes reformas políticas.
Reformas políticas que muchos no creían porque pensaban que eran enunciados cuando hablábamos de las internas abiertas, obligatorias, simultáneas y vinculantes para todos los partidos políticos iniciando el proceso de reforma política más importante.
Y también ahora, con la reforma que necesita la Justicia para democratizar también al tercer gran poder del Estado que necesita y que los argentinos necesitamos que sea democratizado.
Por eso la igualdad en el acceso, por eso también el voto popular en la representación de los organismos políticos en ese tercer poder el Estado.
¿A quién puede molestarle? ¿Cómo puede negarse el derecho a 40 millones de argentinos a elegir a quiénes son los que van a representarlos en ese organismo político que es el Consejo de la Magistratura que elige y designa jueces? Son los argentinos los que también tienen que opinar y participar, abrir las compuertas, darle luz y visibilidad.
Y hay algo que me obsesiona y me desvela y que es cómo hacer para que estas grandes transformaciones, que estas grandes conquistas, que van desde lo económico a lo social, hasta lo estrictamente igualitario como fue otro gran hito histórico del cual me siento orgullosa y del cual fue artífice Néstor como fue el matrimonio igualitario en la República Argentina.
¿Cómo hacer? Yo encuentro una sola manera. Porque quiero decirles algo: estos años felices, estas medidas que trajeron felicidad al pueblo en esta década ganada, fueron, es cierto, medidas para la felicidad del pueblo, pero no fueron medidas fáciles para el Gobierno: por cada medida, por cada decisión, un ataque. Cuando él decidió pagarle al Fondo Monetario Internacional, cuando decidió reestructurar la deuda, cuando en Mar del Plata le dijo "no" al ALCA, junto a otros patriotas como Lula, como Chávez, querido compañero y amigo Hugo Chávez, eterno en el corazón de nuestro pueblo también, o tal vez, cuando tomamos la decisión de recuperar los fondos de las AFJP, terrible decisión, corrida cambiaria, mis dos gobiernos llevan más de 3 o 4 corridas cambiarias presionándonos para que hagamos cosas que perjudiquen a la gente.
No es fácil, no son fáciles las presiones. También me pregunto, cuando alguno habla de fin de ciclo, ¿será que piensan que los dineros de los trabajadores que hoy están en la ANSES, vuelvan a comprar acciones como algún diario vendió sus acciones a no sé cuántos pesos que hoy no valen nada? Tal vez se quiera volver a eso cuando se habla de fin de ciclo.
Por eso, mi desvelo, mi obsesión es que esta sociedad de los 40 millones de argentinos se organice en forma unida y solidaria pero, al mismo tiempo, comprendan.
Yo el otro día, recordando a Jauretche, hablaba de los zonzos y contaba una anécdota de precisamente cuando se emitieron los famosos bonos para pagar a los argentinos que habían quedado atrapados en el corralito. Muchos los vendieron.
Cuando el año pasado pagamos el corralito, solamente era un 20 por ciento de argentinos, el otro 80 por ciento, era de extranjeros que habían comprado a 2 pesos lo que valía 100. Porque a muchos argentinos, inclusive argentinos instruidos, argentinos de clase media, argentinos que han tenido la oportunidad de la educación, tal vez no la de entender, sí la de saber. Pero hay una gran diferencia entre saber y entender. Lo que yo quiero es, finalmente, que los 40 millones de argentinos entiendan y comprendan cuáles y dónde están sus verdaderos intereses y me desvela.
Por eso, el otro día, cuando anunciaba las medidas de aumento en todas las asignaciones, de la Universal por Hijo, por embarazo, las de los trabajadores registrados, cuando anunciaba esas medidas, decía que tenemos que organizar a la sociedad para cuidar esa conquista, mirar para cuidar. Y yo convoco a todos los argentinos al momento –quiero decirles algo- empezaron a llegarme, yo en ese momento hablé de los jóvenes, de las iglesias, al momento comenzaron a llegarme mensajes de centros de jubilados, de gente que quería participar.
Porque quiero decirles algo: si no se organizan, si no participan, si no cuidan ustedes mismos lo que es de ustedes, van a venir otra vez por todos ustedes como lo han hecho a lo largo de toda la historia.
Tenemos los argentinos el deber de no depender de una persona; tenemos el deber, pero sobre todo la necesidad, de empoderarnos nosotros mismos de esas conquistas y de esos derechos y de organizarnos para defenderlas. Con eso sueño.
Sueño también con una Argentina como la que hemos logrado en esta década, la década ganada pero también la década de la solidaridad, la década donde cada argentino o por lo menos una gran parte de los argentinos, ha comenzado a mirar al costado o, tal vez, un poco atrás donde otro argentino u otra argentina todavía le falta algo, hay muchos a los que todavía les faltan muchas cosas. Yo les pido a los que ya han tenido logros que ayuden a que otros también lleguen al mismo lugar que ellos tienen.
Esa unidad, esa organización, esa participación, es lo que siempre les digo, lo que le dije...yo también los quiero mucho...es lo que dije otro día histórico también y de homenaje, nuestro último 2 de abril en Puerto Madryn, donde homenajeamos a nuestros veteranos y combatientes y caídos en la guerra de Malvinas, inclaudicable demanda de soberanía: la patria es el otro, la patria es el otro, es el que todavía no ha podido conseguir trabajo o que consiguiéndolo no está registrado; la patria es el que todavía tiene y lucha y trabaja para conseguir su casa propia. El otro es ese joven que tal vez no pueda estudiar todavía porque tiene que trabajar para ayudar al hogar; el otro también es el que sufre adicciones y tenemos que ayudarnos hermanos a rescatarlos entre todos para combatir los flagelos modernos que tiene nuestra sociedad. La patria es esas mujeres que han luchado por más de 35 años pidiendo justicia; la patria es también esos miles y miles de emprendedores que gracias a este proyecto político, que quede claro además, este no es un modelo económico, que quede claro que este es un proyecto político con objetivos económicos, sociales y culturales. Digo entonces, que es necesario empoderar a la sociedad.
Y en cuanto a los insultos, a los agravios, a la descalificación y difamación permanente, inclusive contra los que ya ni siquiera pueden defenderse porque no están, le seguiremos contestando con gestión, con acción, con trabajo, con sacrificio, con esfuerzo, con militancia, con participación. Porque no van a lograr lo que quieren. En realidad quieren dividir como siempre lo hicieron los argentinos, quieren instaurar climas de división, de insulto, de agravio, de odio permanente. No lo van a logar, conmigo no van a poder, no van a escuchar una sola palabra de ofensa; sí de ideas, sí de debate, sí de política.
Necesitamos imperiosamente ser más inteligentes, porque el odio nubla las mentes, no nos deja pensar. Y nosotros queremos pensar, pero pensar, no solamente en esto que estamos haciendo, sino en todo lo que todavía nos falta hacer.
Esta plaza no es una plaza de ayer ni de hoy, es una plaza de futuro, de porvenir, es una plaza y una patria preñada de esperanzas, de sueños, de ilusiones como las que él tuvo.
Yo quiero finalmente, recordar a modo de homenaje, aquel 25 de mayo de 2003, cuando junto con Florencia, que sé que anda por ahí en medio de la plaza, lo acompañamos al Parlamento para que asumiera como presidente. Yo nunca lo había notado, pero viendo imágenes en películas, yo como iba adelante, para mí el Parlamento, claro, había estado allí desde 1995, era un lugar común, era el lugar de todos los días, era el lugar de mi trabajo, iba adelante saludando, parecía una estrella de cine que entraba por la "red carpet" al Parlamento. Y pude ver, cuando él ya no estaba, hace muy poco tiempo, pude ver las filmaciones que nunca había registrado y lo vi entrar atrás mío, iba constantemente abrazándola a Florencia, había en su cara, no lo había notado, un gesto de angustia, un gesto de nerviosismo, un gesto que presagiaba las tormentas y las luchas que iba a tener que dar.
Tal vez, cuando dijo que no pensaba dejar sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno, nos parecía que hacía honor a todas las generaciones a las que él había pertenecido. En realidad, estaba diciendo que se iba a jugar y hacer todo lo que tuviera que hacer y sabía lo difícil que iba a ser, tal vez, como nadie.
Por eso, yo quiero agradecer el acompañamiento de todos los argentinos que creen en este proyecto.
También quiero agradecer a los que sin pensar como nosotros, son respetuosos y tienen ideas diferentes y tienen todo el derecho a tenerlas. Yo solo les pido, no en nombre mío, no en nombre de los que hoy estamos aquí, sino en nombre de los que se fueron, en nombre de sus propios hijos, que sepamos disentir con respeto, sin ofensas, sin descalificaciones, sin agravios, sin injurias, démosle a nuestros hijos una patria mejor, porque ellos también van a vivir al lado de los nuestros, que por favor recreemos todos un clima en el cual las ideas se debatan con altura.
Tenemos la inmensa suerte de una democracia participativa, tenemos la inmensa suerte de una libertad de expresión sin precedentes en la historia argentina, tenemos también y aquí también tengo el derecho a decirlo, somos un Gobierno que también nos hemos hecho cargo del costo político que muchas significa no reprimir a un solo argentino porque corta una calle o porque piensa distinto.
Sabemos que eso no está bien, sabemos que no es justo que otro argentino llegue tarde a su trabajo, a su casa o a sus obligaciones, sabemos que tienen razón en enojarse, pero les pido perdón, le pido perdón a cada uno de esos argentinos que se enoja y dicen que así no se puede vivir más.
Yo no voy a ser una presidenta que le dé palos a nadie, eso se los puedo asegurar, porque eso nunca ha sido ninguna solución en la Argentina.
Y les pido a todos de corazón, que pensemos en nuestros hermanos, que pensemos también en este mundo que estamos viviendo complejo.
Hoy leía los diarios y hasta ahora eran los países más conocidos, España, Francia, Italia, hoy leía que hasta Suecia hay problemas graves a partir de la economía que sigue sin recuperarse en el mundo. Y nosotros hoy tenemos la expectativa de una economía que está generando nuevamente crecimiento, incipiente pero crecimiento nuevamente.
Ayudémonos entre todos a sostener la Argentina porque esto es bueno para todos.
No se confundan, no se confundan, hubo una vez o varias tal vez, que algunos pensaron que tanto peor, tanto mejor. Nunca nadie se equivocó tanto. Es mentira; cuando las cosas empeoran, empeoran para todos y si no, acuérdense de aquel 2001 que vivimos los argentinos.
Néstor entró en la Casa de Gobierno como el fenómeno, como el producto de esa suerte de derrumbamiento que tuvieron los valores preestablecidos en la República Argentina; preestablecidos vaya a saber por quién, o sí lo sabemos, por los sectores más concentrados que son los que siempre se salvan cualquiera sea la crisis, cualquiera sea el presidente y cualquiera sea el partido.
Entonces argentinos, no les pido que estén de acuerdo con lo que pienso, no les pido que estén de acuerdo con nuestras políticas, sólo les pido que tengan memoria, que sean inteligentes y que piensen en la patria, porque todos somos la patria, los 40 millones de argentinos. Ese es el homenaje en estos 203 años de la Revolución de Mayo a esos hombres que combatieron y a esas mujeres también, no me quiero olvidar de la generala Juana Azurduy, a esos hombres y mujeres que combatieron por las libertades.
Hoy necesitamos hombres y mujeres que luchen por la igualdad, por la inclusión; hombres y mujeres que en cada uno de sus ámbitos hagan bien su trabajo, científicos, investigadores, docentes, alumnos, trabajadores, empresarios, comerciantes, productores, todos, todos juntos. Cada vez que nos hemos desunido, las cosas fueron mal para los argentinos.
Quiero finalizar con ese ejemplo maravilloso, en medio de una tragedia y una desgracia como la que ocurrió en los primeros días de abril en mi querida ciudad de La Plata, el otro día estaba en el Colegio Nacional entregándole fondos al Hospital Español, una vieja institución por más de 70 años, privada, comunitaria, porque había sido arrasada por la inundación. Quiero que tomemos ese ejemplo, cómo se volcó el pueblo solidario y también algo maravilloso que me llenó el corazón y que fue ver trabajar a miles y miles de jóvenes de la política, de las iglesias junto a los hombres de las Fuerzas Armadas, porque ¿saben qué? Yo estoy segura que quienes pergeñaron ese golpe terrible del 24 de marzo de 1976, quisieron tender un río de sangre que separara al pueblo de las Fuerzas Armadas.
Tenemos que cerrar ese río con memoria, con verdad, con justicia, con trabajo y con convicciones de que tenemos que unirnos porque la patria es el otro, sea quién sea.
Gracias a todos, gracias a todas. Feliz 203 aniversario de la Revolución de Mayo.
Amigos, amigas, compañeros y compañeras, argentinos y argentinas: ¡siempre por la patria, por el futuro, por nuestros hijos y nuestros nietos! ¡Adelante!
Gracias de corazón a todos, muchas gracias. (Aplausos)
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